Saltar al contenido

Los dos halcones del rey

Portada » cuentos cortos infantiles para niños » Los 2 halcones del rey

Disfruta de este cuento como quieras

00:00/00:00

Había una vez un rey que vivía en un lejano país. Era muy conocido en todo el reino que era un enorme amante de los animales, conque en determinada ocasión, recibió por su aniversario un regalo que le hizo muy feliz. Se trataba de 2 simpáticas crías de halcón.

El rey se emocionó. Eran hermosas y parecían 2 bolas de algodón.

– ¡Qué suaves son! – afirmó a su familia mientras que las acariciaba – ¡Haré de ellas unas especialistas cazadoras! ¡Que venga ahora el profesor de halconería!

En cuestión de minutos, un hombre bajo mas fuerte como un toro apareció en la sala. Era el profesor de halconería más experimentado del reino. Su trabajo consistía en cuidar y adiestrar a los halcones del rey desde el momento en que nacían. El monarca confiaba absolutamente en su trabajo, puesto que no había absolutamente nadie que supiese más de aves que él en muchos quilómetros a la redonda.

– Terminan de obsequiarme estos 2 halcones. Sé que los vas a cuidar y adiestrarás con mimo – afirmó el rey esbozando una sonrisa – Llévatelos y mantenme informado de su evolución.

– De esta manera lo voy a hacer, majestad – respondió el especialista haciendo una reverencia de despedida.

Pasado un tiempo, el profesor cetrero solicitó audiencia con el rey y este le recibió sentado en su trono de oro y terciopelo.

– Majestad, tengo algo fundamental que deciros. Verá… Llevo semanas cuidando sus nuevos halcones y intentando que aprendan el arte de volar. Los 2 han crecido y están bellos, mas sucede algo extrañísimo. Uno de ellos vuela con habilidad y gran velocidad, mas el otro no se ha movido de una rama desde el primero de los días.

– ¿Y a qué piensas que se debe ese extraño comportamiento? – le consultó el rey poniendo cara de sorprendo.

– No lo sé, señor… Nunca había visto a un halcón portarse de esta manera.

– Está bien, vamos a llamar a los mejores sanaderos del reino a fin de que hagan un diagnóstico y nos recomienden- sentenció el monarca.

Y de esta manera fue. Hasta 9 sanadores pasaron por palacio para hacer una exploración del animal, mas ninguno halló un motivo razonable que explicase por qué razón el ave se negaba a moverse del árbol. El rey tomó entonces la resolución de ofrecer una buena recompensa a quien fuera capaz de hacer volar a su halcón.

Al día después un rayo de sol entró por la alcoba del rey mientras que dormía plácidamente en su enorme cama. La luz se reflejó en su cara y le despertó. Con los ojos aún entornados, se asomó a la ventana como día tras día para poder ver amanecer. En la distancia distinguió la figura de un ave que se aproximaba batiendo sus alas para terminar posándose en el alféizar junto a él ¡El halcón temeroso había volado y le miraba con sus curiosos ojos! ¡Qué alegría! Descalzo y en pijama corrió cara la puerta de palacio. Salió afuera y halló al profesor cetrero charlando con un joven campesino que sostenía su sombrero al lado del pecho. El rey le miró fijamente.

– ¿Has sido quien ha logrado el milagro, chaval?

El campesino se puso colorado como un tomate y respondió con poquedad.

– Sí, señor – afirmó bajando la cabeza.

– ¡Fabuloso! ¿De qué manera lo has hecho? ¿Quizás tienes poderes o bien algo de esta manera?

– No, majestad, nada de eso. Solo corté la rama y el halcón no tuvo más antídoto que abrir sus alas y echar a volar.

El rey entendió que el temor a lo ignoto de forma frecuente nos paraliza, nos hace aferrarnos a lo que tenemos, a lo que estimamos seguro, y eso nos impide volar libres. Ahora veía claro que, como el temeroso halcón, todos somos capaces de hacer más cosas de lo que pensamos y que es cuestión de tener confianza en nosotros mismos.

El rey respiró hondo y agradeció al campesino su esencial enseñanza. Le entregó una buena recompensa y le invitó a sentarse con él en el jardín, a contemplar el espléndido vuelo de sus 2 halcones.

© Cristina Rodríguez Lomba

Licenciada en Geografía y también historia. Especialidad Arte Moderno y Moderno.

Registrado en SafeCreative.

Estos cuentos asimismo te pueden gustar:

La ratita presumidaLa barra de hierroLa encina y el juncoEl mono y la naranjaEl zapatero y los duendesLa bobina maravillosaCargando…

El navegador que usas está desactualizado. Las alocuciones no pueden reproducirse. Instala la remata versión del navegador Chrome para aprovechar de todas y cada una de las funcionalidades de los cuentos interactivos

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)