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TDAH: un problema de la corteza prefrontal

Si consultamos el DSM-cinco, la última versión del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que publica la Asociación Americana de Siquiatría (APA) encontraremos que el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) está encuadrado en la categoría de los trastornos del desarrollo neurológico. Esto, en la práctica, se traduce en que el TDAH es un trastorno que implica una inmadurez o bien un desarrollo más lento del cerebro en comparación con otros niños de su edad. La inmadurez es más perceptible en ciertas zonas del cerebro, sobre todo en la corteza prefrontal, donde se sitúan la funciones ejecutivas que dejan el control de los impulsos, la planificación y la concentración entre otras muchas variables ejecutivas. Los 2 neurotransmisores cerebrales que están perturbados en las personas con TDAH son la dopamina y la noradrenalina.

El TDAH ¿un trastorno reciente?

A pesar de lo que se cree, el TDAH es un trastorno con una historia de más de 2 siglos.

Los primeros escritos que hallamos con relación a este trastorno datan del año mil setecientos noventa y ocho cuando el médico escocés sir Alexander Crichton en su obra “Una investigación sobre la naturaleza y el origen de la enajenación mental” describía los síntomas de lo que el día de hoy conocemos como déficit de atención.

Síntomas del TDAH

Los síntomas o bien manifestaciones de este trastorno pueden ser variadísimos dependiendo del niño, su edad y el subtipo de TDAH que presente. Los síntomas nucleares de este trastorno son el déficit atencional, la hiperactividad y la impulsividad, lo que no desea decir que todos y cada uno de los niños con esta nosología presenten los 3 síntomas primordiales. Además de esto, existen una serie de síntomas secundarios como son contrariedades en la autorregulación de la emociones, la memoria operativa, control interno del tiempo, planificación de labores, lenguaje interno, etcétera Además de esto, acostumbran a tener una baja tolerancia a la frustración, se muestran recios cognitivamente hablado (motivo por el que en ocasiones se les tacha de obsesivos), precisan de una mayor motivación extrínseca que el resto de compañeros sin este diagnóstico, baja autoestima, etcétera Todos estos síntomas desembocan en contrariedades en los 6 campos que tomamos en cuenta en estos niños. Veamos los convocados campos como ciertos datos relevantes de cada uno de ellos de ellos:

  • Ámbito académico: los progenitores de los niños con TDAH tienen un mayor número de tutorías en el instituto si los equiparamos con otros niños de clase. Además de esto, los propios niños con esta nosología tienen cuatro-cinco veces más de probabilidad de percibir tratamientos concretos tanto dentro como fuera del instituto.
  • Ámbito familiar: los progenitores de los niños con TDAH acostumbran a enseñar más dudas sobre su capacidad de ser progenitores, aparte de tener hasta 4 veces más de probabilidades de separarse que el resto de familias.
  • Ámbito social: entre un sesenta-setenta por ciento de los niños diagnosticados con TDAH son rechazados y estigmatizados por sus compañeros por la manifestación de los síntomas. Un setenta por ciento de ellos reconoce no tener mejores amigos y acostumbran a ser menos convidados a los aniversario.
  • Ámbito emocional: acostumbran a tener grandes contrariedades para identificar y comprender las emociones tanto propias como del resto. Además de esto, un porcentaje muy elevado de niños con TDAH muestran una baja autoestima.
  • Ámbito conductual: los niños y adolescentes con TDAH muestran un mayor número de conductas de peligro y, por lo tanto, las probabilidades tener accidentes y de muerte son más elevadas en comparación con el resto de niños de su edad.
  • Ámbito ejecutivo: consiguen peores resultados en las pruebas de concentración, planificación, control de impulsos (inhibición) y de memoria operativa.

La gran mayoría de estudios concluyen que la prevalencia del TDAH, o sea, el porcentaje de la población infantil que está diagnosticada de este trastorno, se ubica en torno a un cinco-siete por ciento . La etiología (causa) de esta nosología es mayoritariamente genética. Los estudios de Stephen Faraone concluyen que un setenta y siete por ciento de las causas el TDAH son genéticas, siendo el trastorno con mayor peso del ADN que existe, sobre la depresión (treinta y nueve por ciento ) y la ansiedad extendida (treinta y dos por ciento ).

La evolución de los síntomas en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad depende del niño en cuestión y la edad que tenga. De este modo, es más usual en niños pequeños localizar síntomas relacionados con la hiperactividad y la impulsividad, al tiempo que las contrariedades de atención acostumbran a pasar inadvertidas. En cambio, en la etapa de Educación Primaria y ESO, aumentan las contrariedades para centrar la atención, y desde la adolescencia la impulsividad acostumbra a reducir. Además de esto, en la edad adolescente se pasa de una hiperactividad conductual (comportamiento) a una hiperactividad cognitiva (pasar de una idea a otra sin una congruencia ni continuidad).

En cuanto a la evaluación se refiere, no hay una única prueba que determine si el niño tiene TDAH o bien no. El diagnóstico es clínico, con lo que el profesional con experiencia en este trastorno emitirá un juicio clínico dependiendo de la información conseguida por medio de diferentes pruebas (entrevistas, observación, cuestionarios estandarizados, etcétera. En el momento de diagnosticar nos podemos respaldar en el DSM-cinco (Asociación Americana de Siquiatría) o bien en el CIE-diez (OMS).

¿En qué momento se acostumbra a advertir o bien diagnosticar el TDAH? Por norma general, el subtipo inatento es el que más tiempo se tarda en advertir debido a la manifestación enmascarada de sus síntomas (déficit de atención). Se acostumbra a advertir en torno a los ocho-nueve años si no después. Los subtipos hiperactivo-impetuoso y combinado, se acostumbran a advertir ya antes (cinco-siete años) debido a la manifestación perceptible y externa de sus síntomas. Incluso de esta manera, los estudios de Willcutt (dos mil doce) concluyen que el subtipo de TDAH más usual es el inatento pese a que el que más se diagnostique sea el combinado.

En cuanto a la intervención se refiere, cuando hayamos evaluado en profundidad los 6 campos o bien áreas, se planteará al niño y a su familia un programa de intervención que debería incluir en todos y cada uno de los casos la psicoeducación y la psicoterapia familiar.

Estrategias de intervención con niños y adolescentes con TDAH

Si deseas continuar aprendiendo sobre este trastorno, te puedes apuntar al curso en línea de “Estrategias de intervención con niños y adolescentes con TDAH” que da el sicólogo y maestro de la Capacitad de Educación (UCM) Rafael Guerrero Tomás, especialista en Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad y autor del libro “TDAH. Entre la nosología y la normalidad”. En el próximo link puedes localizar el temario y más información sobre tal curso que estamos seguros que gozarás y con el que vas a aprender a relacionarte con los niños y adolescentes con TDAH.

Rafael Guerrero Tomás

Licenciado en Sicología Clínica y de la Salud. Directivo y creador de Darwin Sicólogos. Especialista en TDAH, trastornos del aprendizaje y trastornos de conducta. Experto en Sicología Educativa. Maestro del departamento de Sicología Evolutiva de la Capacitad de Educación (UCM). Da clases en Grado de Sicología y en el Master de Atención a la Diversidad y Apoyos Educativos del Centro Universitario Cardenal Cisneros. Autor de los libros “Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Entre la nosología y la normalidad” (Libros Bóveda, dos mil dieciseis), “Educación sensible y apego. Pautas prácticas para administrar las emociones en casa y en el aula” (Libros, Bóveda, dos mil dieciocho) y “cuentos para el desarrollo sensible desde la teoría del apego” así como Olga Barroso (Editorial Sentir, dos mil diecinueve).

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