
La invención de la bombilla: Davy, Swan y Edison
Thomas Edison nació en el año mil ochocientos cuarenta y siete en Milan, Ohio (EE.UU.) y fue un científico y también inventor. Edison patentó, ni más ni menos, que mil noventa y tres inventos durante su vida, incluidos el quinetoscopio, el fonógrafo y la lámpara incandescente, el más renombrado de todos.
En 1879, tras mil doscientos ensayos, Edison hizo una bombilla con filamentos calcinados de algodón que ardieron a lo largo de un par de días. Con la ayuda de un asociado, Lewis Howard Latimer, la lámpara cambió el mundo y fue uno de los mayores logros de Edison. Las primeras lámparas se instalaron en un navío de vapor y después en una factoría de la ciudad de Nueva York.
Cuando Edison murió en el mes de octubre de 1931, urbes enteras ya se hallaban alumbradas por la electricidad. Como homenaje a este genio estadounidense, bastantes personas de E.U. bajaron el nivel de sus luces a lo largo de un minuto en su honor y en señal de agradecimiento.
¿Quién ideó entonces la lámpara?
Debemos la invención de la lámpara al inventor Thomas Alva Edison, que ensayó con miles y miles de filamentos diferentes para localizar los materiales convenientes para relucir bien y para ser perdurables. Edison, por último, generó una lámpara que podría relucir a lo largo de más de mil quinientos horas, lo que no se había conseguido nunca.
La lámpara incandescente revolucionó el planeta por completo, como la manera de vivir de sus habitantes.
El nacimiento de la electricidad
Aunque siempre y en todo momento relacionamos el invento de la luz con Thomas Edison, es necesario aclarar que la primera luz eléctrica se conoció en el año mil ochocientos por Humphry Davy, un científico inglés que, por medio de distintos ensayos, dio con lo que conocemos el día de hoy como “batería eléctrica” conectando unos cables a la batería y a una pieza de carbono. Si bien su invención estaba lejísimos de ser algo realista y práctico, sí que dio el ímpetu preciso para crear después la lámpara moderna. La lámpara de Davy funcionó creando una chispa eléctrica intensa entre 2 barras de lignito, que estaban conectadas a una batería que ideó. La manera de luz que Davy desarrolló fue exageradamente refulgente, mas no era práctica para su empleo en hogares, y el grado de potencia preciso para alumbrar la lámpara agotó la batería velozmente.
Mucho después, alrededor del año mil ochocientos sesenta, el físico inglés Sir Joseph Wilson Swan (mil ochocientos veintiocho-mil novecientos catorce) decidió trabajar asimismo en la luz eléctrica, mas en un modelo considerablemente más práctico y durable que el de Davy. Así, descubrió que un filamento de papel lignito funcionaba bien, mas que asimismo se quemaba de forma rápida. Por último, en mil ochocientos setenta y ocho, probó que podían hacerse nuevas y mejores lámparas eléctricas.
Poquísimo tiempo ya antes, en mil ochocientos setenta y siete, el estadounidense Charles Francis Brush fabricó ciertos arcos de carbono para alumbrar una plaza pública en Cleveland, Ohio (EE. UU). Estos arcos se utilizaron en ciertas calles, en ciertos edificios de oficinas grandes e inclusive en ciertas tiendas (debemos tomar en consideración que por aquel entonces las luces eléctricas solo las empleaban unas realmente pocas personas privilegiadas).
Es decir, que si bien Edison registró una patente en mil ochocientos setenta y nueve para sus mejoras efectuadas a las tecnologías ya existentes, la historia del desarrollo de la lámpara en realidad empezó unos setenta años ya antes de la patente de Edison, pese a que prosigamos teniendo a Edison como inventor oficial de la lámpara.
Edison prosiguió mejorando la idea de la lámpara buscando materiales más efectivos para emplear en los quemadores, lo que era preciso para eludir que los materiales encendidos se calentasen demasiado. La idea era desarrollar un equilibrio usando materiales que se calentaran lo bastante para alumbrar, mas no demasiado para abrasar.
Entonces, si bien Edison no ideó “exactamente” la bombilla, sí la mejoró de tal modo que pudiese utilizarse a gran escala, y de ahí que se le considera el inventor de exactamente la misma de forma oficial. No obstante, no debemos olvidar que la invención de la lámpara fue una combinación de múltiples talentos científicos.
Otros inventos de Thomas Edison
- Telégrafo – mil ochocientos setenta y cuatro.
- Transmisor telefónico – mil ochocientos setenta y seis.
- Fonógrafo – mil ochocientos setenta y siete.
- Bolígrafo eléctrico – mil ochocientos setenta y nueve.
- Quinetoscopio – mil ochocientos ochenta y nueve.
- Muñeca parlante – mil ochocientos noventa.
- Dictáfono (máquina de dictado) – mil novecientos siete.
- Batería de almacenaje – mil novecientos nueve.