
En la década de mil ochocientos setenta, Elisha Gray y Alexander Graham Bell diseñaron de forma independiente dispositivos que podían trasmitir el habla eléctricamente. Los dos personajes apuraron sus respectivos diseños para apuntarlos en la oficina de patentes con poquísimas horas de diferencia, no obstante, Graham Bell patentó su teléfono primero por último, y es en consecuencia al que debemos el título de “inventor del teléfono”.
Biografía de Graham Bell
Sabemos que Alexander Graham Bell nació el día tres de marzo del año mil ochocientos cuarenta y siete en Edimburgo, Escocia, y que estuvo inmerso en el estudio del sonido desde muy joven, y lo había vivido prácticamente de nacimiento, puesto que su padre, su tío y su abuelo eran esenciales autoridades de alocución y logopedia para personas suecas. De forma que Bell pronto proseguiría sus pasos en el planeta de la comunicación, sumando su talento como logopeda a su capacidad siguiente como científico y también inventor.
En mil ochocientos setenta la familia Bell emigra a Canadá, si bien acabaría por último en la ciudad de Boston (EE.UU.), donde efectuarían terapias para educar a pequeños suecos a charlar. Y, si bien trabajar con suecos proseguiría siendo la primordial fuente de ingresos de Alexander Graham Bell, asimismo siguió con sus estudios de sonido. La muy frecuente curiosidad científica de Bell condujo asimismo a la invención del fotófono, a mejoras comerciales significativas en el fonógrafo de Thomas Edison y al desarrollo de su máquina voladora, solo 6 años una vez que los Hermanos Wright lanzasen su aeroplano.
Del telégrafo al nacimiento del teléfono
El telégrafo y el teléfono son sistemas eléctricos basados en cables, y el éxito de Alexander Graham Bell con el teléfono fue el resultado directo de sus intentos de prosperar el telégrafo. Cuando empezó a probar con señales eléctricas, el telégrafo ya llevaba establecido como medio unos treinta años y, si bien era un sistema enormemente triunfante, el telégrafo se limitaba esencialmente a percibir y mandar un solo mensaje al unísono.
El extenso conocimiento de Bell sobre la naturaleza del sonido y su entendimiento de la música, le dejaron prever la posibilidad de transmitir múltiples mensajes a través del mismo cable en un mismo tiempo, y no es que la idea no la hubieran tenido otros ya antes, sino absolutamente nadie hasta él había podido fabricar uno. Su “telégrafo armónico” se fundamentó en el principio de que múltiples notas podían mandarse simultáneamente a lo largo del mismo cable, si las notas o bien señales diferían en el tono.
En junio de mil ochocientos setenta y cinco el propósito de crear un dispositivo que transmitiese el habla de forma eléctrica estaba a puntito de efectuarse. Bell había probado que diferentes tonos cambiarían la fuerza de una corriente eléctrica en un cable, con lo que para conseguir el éxito solo se precisaba edificar un transmisor que funcionase con una membrana capaz de cambiar las corrientes electrónicas, como con un receptor que reprodujese estas alteraciones en frecuencias perceptibles.
Bell patentó su dispositivo por último el siete de marzo de 1876, con el que nacía la red de telefonía, y de forma rápida empezó a extenderse. En mil ochocientos setenta y siete tendría sitio la construcción de la primera línea telefónica regular desde Boston a Somerville, Massachusetts, y a fines de mil ochocientos ochenta había ya muchos teléfonos en E.U.. El servicio entre N. York y Chicago empezó en mil ochocientos noventa y dos, y entre N. York y Boston en mil ochocientos noventa y cuatro. El servicio transcontinental empezó en mil novecientos quince.
Otras curiosidades sobre el teléfono
- ¿Sabías que los primeros teléfonos se arrendaban entre 2 personas? Un subscritor debía poner su línea para conectarse con otro.
- El teléfono público con funcionamiento por monedas nacería en mil ochocientos ochenta y nueve merced a William Gray en Connecticut (EE.UU.).
- En la década de mil novecientos setenta se introdujeron los primeros teléfonos inalámbricos. Los primeros teléfonos inalámbricos digitales no llegarían hasta mil novecientos noventa y cuatro-mil novecientos noventa y cinco.
- La primera guía telefónica fue publicada en New Haven, Connecticut (EE.UU.).