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¿Qué pasa cuando los niños quieren ser princesas?

Los niños visten de azul, las niñas de rosa. Los niños juegan con la pelota, las niñas con cocinitas. Para los niños futbol, para las niñas ballet. Los niños deben ser fuertes y no pueden plañir, las niñas son sensibles y quejicas. Los niños hacen el salvaje y las niñas son frágiles princesas con reglas de protocolo.

Mas ¿qué sucede en el momento en que un niño decide, de manera inconsciente, romper estos estereotipos?

Hace poquitos días el caso de Caiden y su vestido de Elsa, reina en la película Frozen, se hizo viral. Caiden, de tres años, fue con su padre a adquirir el disfraz para Halloween. El pequeño, decidido, eligió el vestido de Elsa, de Frozen, y sugirió que su padre, Paul, se vistiese de Anna. Hicieron una fotografía de Caiden con su disfraz y Paul la compartió en su Fb con el próximo texto:

Los comentarios y contestaciones no tardaron en llegar, todavía más una vez que la historia se propagara del modo que lo ha hecho. Unos recriminaban la “poca responsabilidad” del padre y remarcaban el “tremendo error” que estaba cometiendo al dejar que su hijo se vistiese de “cosas de niñas”, unos se refugiaban en el razonamiento de que otros niños y progenitores se reirían y burlarían de él, y harían que lo pasase mal, otros charlaban de los “problemas y la confusión” que ese disfraz de este modo podría ocasionar en la identidad sexual del niño.
Otros comentarios, los más, animaban y apoyaban al padre en su resolución de dejar que el pequeño Caiden expresase sus gustos de forma libre y respetarlos.
Todavía no ha sido Halloween y ni Caiden ni Paul han podido lucir sus disfraces de princesas.

Recuperemos entonces otras situaciones de niños haciendo cosas “de niñas” para poder ver qué puede pasar.

Azai desea jugar con muñecas. En su aniversario recibió 2 juguetes iguales, con lo que su padre le llevó a la tienda para mudar uno de ellos por otro. Azai escogió esta vez a la princesa Ariel. En el vídeo con el que su padre compartió la historia animaba a la gente a escoger “cómo te expresas, lo que te agrada, escoge tu sexualidad, escoge lo que sea.”. Y no está sorprendido de la elección, “Azai está del mismo modo maravillado por princesas y robots”. ¿Su preocupación? Que el pequeño escogiera una muñeca poco irreal y empiece a identificar el cuerpo de una mujer como tal.

El pequeño Twirl decidió un año ser Minnie Mouse y para el próximo su hada preferida Rosetta, si bien como no tenían ese disfraz en su talla, escogió uno de Silvermist, con un par de zapatos morados refulgentes a juego.

Su madre describe ambas experiencias como buenas, a pesares de determinadas miradas, ni otros niños ni adultos hicieron comentarios negativos hacia él o bien sus disfraces, al revés, recibió tantos cumplidos como sus hermanos. En un inicio su madre vacilaba si hacerle caso, mas le llamó la atención su actitud, puesto que no se había planteado dicho problema cuando su hija deseó vestir ese año de dragón, un personaje “masculino”.

Sam, de cinco años, fue a adquirir zapatos con su madre y escogió unas bailarinas con estampado de zebra, blancas y rosas.

Su madre le afirmó que eran zapatos para niñas mas le respondió que “los ninjas asimismo pueden llevar zapatos rosas”. Su madre no podía negarse ante semejante razonamiento, con lo que se los llevaron y al día después se los puso para ir al instituto.

Ningún niño se burló de él o bien hizo comentarios negativos. Su madre deseó compartir su historia en su muro de Fb, con una fotografía del niño, contento con sus zapatos nuevos. Fue entonces cuando comenzó a percibir comentarios humillantes por la parte de miembros de su familia, censurando la resolución. Su madre borró la fotografía y charló con el pequeño, le afirmó que podía llevar zapatos rosas si deseaba. Él entonces le explicó que no le agradaban pues fuesen rosas, sino más bien pues eran como las zebras, y las zebras eran su animal preferido.

Éstos son solo 3 casos de los muchos que se comparten en Internet todos los años.

Las contestaciones positivas de otros niños a estos disfraces son la prueba clara de que los equivocados y confundidos son los adultos, al procurar conceder papeles a niños y niñas en función de su género, y también procurar separar su planeta en rosa y azul.

Mientras, se divierten siendo, simplemente, niños y niñas jugando juntos con juguetes, sean muñecas, cocinitas, balones o bien turismos, y a ser sus personajes favoritos el día de Halloween. Por fortuna para ellos, proseguirán haciéndolo completamente extraños al juicio de una sociedad que procura decir lo que un niño o bien niña ha de ser y hacer, por ser de un sexo y no de otro.

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