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© Amoldado por Cristina Rodriguez para Planeta Primaria
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Caperucita roja
Adaptación del cuento de Hables Perrault
Érase una vez una hermosa niña que siempre y en toda circunstancia llevaba una capa roja con capucha para resguardarse del frío. De ahí que, todo el planeta la llamaba Caperucita Roja.
Caperucita vivía en una casa cerca del bosque. Un día, la mamá de Caperucita le dijo:
– Hija mía, tu abuela está enferma. He preparado una cestita con tortas y un tarrito de miel a fin de que se la lleves ¡Ya vas a ver qué contenta se pone!
– ¡Estupendo, mamá! Yo asimismo tengo muchas ganas de ir a visitarla – afirmó Caperucita saltando de alegría.
Cuando Caperucita se disponía a salir de casa, su mamá, con ademán un tanto serio, le hizo una advertencia:
– Ten mucho cuidado, cariño. No te entretengas con nada y no charles con extraños. Sabes que en el bosque vive el lobo y es peligrosísimo. Si ves que aparece, prosigue tu camino sin detenerte.
– Deja de preocuparte, mamá – afirmó la niña- Tendré presente todo cuanto me afirmas.
– Está bien – respondió la mamá, confiada – Dame un beso y no tardes en volver.
– De esta forma lo voy a hacer, mamá – aseveró nuevamente Caperucita diciendo adiós con su manita mientras que se distanciaba.
Cuando llegó al bosque, la pequeña empezó a distraerse contemplando los pájaros y recogiendo flores. No se percató de que alguien la observaba tras un viejo y frondoso árbol. De pronto, oyó una voz dulce y zalamera.
– ¿A dónde vas, Caperucita?
La niña, dando un respingo, se viró y vio que quien le charlaba era un enorme lobo.
– Voy a casa de mi abuela, del otro lado del bosque. Está enferma y le llevo una exquisita merienda y unas flores para alegrarle el día.
– ¡Oh, eso es estupendo! – afirmó el taimado lobo – Yo asimismo vivo por allá. Te echo una carrera a ver quién llega ya antes. Cada uno de ellos vamos a ir por un camino diferente ¿te semeja bien?
La inocente niña creyó que era una idea amena y asintió con la cabeza. No sabía que el lobo había escogido el camino más corto para llegar primero a su destino. Cuando el animal llegó a casa de la abuela, llamó a la puerta.
– ¿Quién es? – chilló la mujer.
– Soy , abuela, tu querida nieta Caperucita. Ábreme la puerta – afirmó el lobo imitando la voz de la niña.
– Pasa, querida mía. La puerta está abierta – respondió la abuela.
El desalmado lobo entró en la casa y sin pensárselo un par de veces, brincó sobre la cama y se comió a la anciana. Después, se puso su camisón y su gorrito de dormir y se metió entre las sábanas aguardando a que llegase la niña. Al rato, se oyeron unos golpes.
– ¿Quién llama? – afirmó el lobo forzando la voz tal y como si fuera la abuela.
– Soy , Caperucita. Vengo a hacerte una visita y a traerte unos ricos dulces para merendar.
– Pasa, querida, deseo abrazarte – afirmó el lobo desalmado relamiéndose.
La habitación estaba en penumbra. Cuando se aproximó a la cama, a Caperucita le dio la sensación de que su abuela estaba muy cambiada. Extrañada, le dijo:
– Abuela, abuela ¡qué ojos tan grandes tienes!
– Son para verte mejor, hermosa mía – respondió el lobo, suavizando la voz.
– Abuela, abuela ¡qué orejas tan grandes tienes!
– Son para oírte mejor, querida.
– Pero… abuela, abuela ¡qué boca tan grande tienes!
– ¡Es para comerte mejor! – chilló el lobo dando un enorme salto y comiéndose a la niña de un mordisco.
Con la barriga llena tras tanta comida, al lobo le entró sueño. Salió de la casa, se tumbó en el jardín y cayó de forma profunda dormido. El fuerte sonido de sus ronquidos llamó la atención de un cazador que pasaba por allá. El hombre se aproximó y vio que el animal tenía la panza muy hinchada, demasiado para ser un lobo. Sospechando que pasaba algo extraño, cogió un cuchillo y le rajó la tripa ¡Se llevó una enorme sorpresa cuando vio que de ella salieron sanas y salvas la abuela y la niña!
Después de liberarlas, el cazador cosió la barriga del lobo y aguardaron un rato a que el animal se despertase. Cuando al fin abrió los ojos, vio como los 3 le rodeaban y escuchó la profunda y amenazante voz del cazador que le chillaba enfurecido:
– ¡Lárgate, lobo desalmado! ¡No te queremos en este bosque! ¡Como vuelva a verte por acá, no volverás a contarlo!
El lobo, aterrorizado, puso pies en polvorosa y salió horrorizado.
Caperucita y su abuela, con lágrimas cayendo sobre sus mejillas, se abrazaron. El susto había pasado y la niña había aprendido una esencial lección: jamás más desacataría a su mamá ni se fiaría de extraños.
© Cristina Rodríguez Lomba
Licenciada en Geografía y también historia. Especialidad Arte Moderno y Moderno.
Registrado en SafeCreative.
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El autor de Caperucita roja
El cuento de Caperucita es conocido por la versión que se publicó en el siglo XVII mas ya antes de eso, la historia de leyenda de la niña que debía atravesar el bosque se había trasmitido de forma oral por la Francia y la Alemania medieval.
Aunque la original es un relato que dista mucho de la versión que conocemos el día de hoy, fue trasmitido de boca en boca por los habitantes de Alemania y Francia, tal era su popularidad que llegó a múltiples generaciones sin precisar ser recogida de forma escrita. Lo que suponía que la hisotria se iba alterando y amoldando a quién la contaba y donde, con lo que se pudieron llegar a dar cientos y cientos de cuentos de Caperucita roja diferentes.
El cuento de Caperucita roja original
Con escenas bastante atroces y orientada a prevenir a los niños de no fiarse de los ignotos, el cuento fue pasando de generación en generación con diferentes modificaciones, en tanto que cada uno de ellos lo contaba de la manera que se lo habían contado en su niñez, y cada aldea metía elementos próximos a fin de que la historia fuera más popular y identificable. Todas y cada una estas versiones coincidían en 2 elementos: La protagonista era una niña con una capa roja y debía desamparar la seguridad de su aldea para atravesar el bosque.
Este relato fue evolucionando y lejos de transformarse en el cuento que todos hemos leído, las versiones de aquella temporada estaban llenas de escenas perturbadoras, llenas de violencia y actos lamentables, compendiando todos y cada uno de los elementos de la maldad, con fin de espantar a los niños de los ignotos, mas con situaciones imposibles de concebir el día de hoy en la literatura infantil.
El cuento de Caperucita roja infantil tal como lo conocemos el día de hoy es el resultado de la adaptación de Hables Perrault, quién en el siglo XVII la recogió para amoldarla y poder incluirla en un recopilatorio de cuentos.
Aunque el resumen de Caperucita Roja en esta versión se semeja más a la historia que el día de hoy conocemos, no deja de estar llena de escenas macabras poco capaces para los niños.
Fueron los hermanos Grimm en el siglo XIX quienes examinaron la historia y publicaron una nueva versión, considerablemente más semejante a la que ha llegado a nuestros hogares y que se ha hecho universalmente famosa.
Los personajes de Caperucita Roja
En la versión amoldada que conocemos, primordialmente hallamos que los personajes de Caperucita Roja son la madre y la abuela de Caperucita, el lobo y el cazador o bien leñador.
Este último personaje es una integración siguiente, en tanto que en la tradición oral, la niña era devorada por el lobo, no obstante, si hacemos memoria, todos recordamos al leñador entrando a casa de la abuela y salvando a las dos ¿cierto??
Algunos datos sobre Caperucita Roja y el lobo
Bien es verdad que el cuento de Caperucita es una de las historias infantiles con más éxito entre los pequeños, que aun podemos ver disfraces de Caperucita, la película de Caperucita roja o bien que se ha llevado al teatro, mas hay una incoherencia curiosa en esta historia, debido a la necesidad de amoldar la historia legendaria oral a una historia apropiada para niños.
En su origen, el lobo no existía, quién avizoraba en el bosque era un asaltador, un ladrón o bien cualquier clase de maleante… Esto suponía un inconveniente, puesto que los hermanos Grimm decidieron incluir el lobo como un factor fabuloso en una historia en la que los animales charlan, dando un sentido más infantil y semejante a las moralejas tradicionales.
Pero todavía de esta manera, la niña hace preguntas sobre su ropa o bien el tamaño de su boca, esto es debido a que preservaron la una parte del “intruso” disfrazado en la casa de la abuela, mas en vez de ser un hombre adulto como en la historia tradicional, era un animal, con la habilidad suficiente para colarse en una casa, vestirse de abuela y meterse en la cama…
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